La tormenta avanzaba cuando unos pasos se escucharon a lo lejos. La luz que irradiaba la voluntuosa lampara araña del salón se apagó, y al instante alguien le susurraba al odio "soy quien anhelas conocer, soy a quien temes reconocer, pero ya estoy aquí para quedarme". Se hizo la luz de nuevo, y en aquel amplio salón solo se encontraba ella, nerviosa, indefensa y con tanto miedo que la paralizaba.

Siempre quiso cambiar la decoración de aquella sala, le parecía tétrica, antigua y desentonante con el resto de su casa, pero por respeto a él, la mantuvo. Ahora se veía con fuerzas para cambiarla. Cambiaría las cortinas oscuras por unas blancas con bordados a mano, todos los muebles serían donados y compraría un mobiliario minimalista con toques de sofisticación dignos de una mujer como ella. Cuando estaba terminando de apuntar los últimos detalles y viendo que la tormenta se acercaba decidió darse prisa para terminar cuanto antes. De repente la oscuridad se adueño del momento y alguien al odio le susurró "soy quien anhelas conocer, soy a quien temes renococer, pero ya estoy aquí para quedarme". Tal vez no le diera tiempo a escuchar la última palabra pues salió corriendo de su casa sin mirar atrás.
El miercoles 14 de Marzo, el pequeño pueblo de Laighton amanecía con algunos destrozos ocasionados por la tormenta de la noche anterior. Los vecinos del pueblo observaban asombrados como los bomberos retiraban arboles de las calzadas o rescataban a pequeños animales encerrados entre rastrojos.
La cafetería Luck, cuyo nombre se lo debía a la suerte que corrieron los dueños en una tormenta tiempo atrás, estaba llena de personas hablando del rastro que habia dejado lo que podría haber sido un tornado. Pero entre tanto alboroto habia alguien que guardaba silencio, y que se encontraba sola en una mesa. Ella se llamaba Catherina, siempre habia sido una mujer tímida, en el colegio la llamaban Cathysilence, porque nunca hablaba y siempre se sentaba sola. Es por ello que a la gente no le extrañaba verla en aquella situación, estaban totalmente acostumbrados, aunque en esta ocasión, Cathy, como la llamaba su madre cariñosamente, tenia mucho que decir, pero esperaba el momento oportuno, ese momento donde enmendaría errores del pasado, donde se sentiría libre por fin.